lunes, 23 de agosto de 2010

Sobre la muerte de la web: el ruido y las nueces

El pasado 17 de Agosto, la revista Wired publicó un artículo firmado por Chris Anderson (su redactor jefe y el autor de libros tan relevantes como 'Gratis' y 'La economía Long Tail') y por Michael Wolff.

El artículo tenía un título provocativo, 'The Web is dead. Long Live the Internet' y, en efecto, ha levantado una gran polvareda y generado multitud de comentarios y debates.

Dado el interés que tengo por el autor principal del artículo, y dadas las amplias repercusiones que éste ha traído consigo, me ha apetecido hacer un post que intentase resumir el contenido del artículo y en el que poder ensayar una opinión propia.

El artículo se desarrolla en dos columnas, una firmada por Chris Anderson que se titula 'Who's to blame: Us', que se centra más en la experiencia y necesidades de los usuarios, y la otra firmada por Michael Wolff titulada 'Who's to blame: Them' y que se concentra en la perspectiva de negocio.

¿Qué nos dice Chris Anderson?

En primer lugar, y constituyendo lo que es, probablemente, la base de su argumentación, Anderson afirma que cada vez se produce un mayor uso de aplicaciones en Internet, frente al uso de la web propiamente dicha.

Entre las aplicaciones que menciona a modo de ejemplo se encuentran: correo electrónico, Twitter, Facebook, Skype, Mensajería Instantánea, agregadores RSS, Pandora o Xbox Live.

Según Anderson se trata de plataformas semi-cerradas (frente al modelo abierto de la web) que utilizan Internet como transporte, pero que no hacen uso de la web propiamente dicha, plataformas que, además, Google no puede rastrear.

Anderson indica que esto se debe al éxito del 'modelo de computación iPhone' y, además, aporta el dato de que, según Morgan Stanley, en cinco años los accesos a Internet desde móvil superarán los accesos vía PC.

Anderson también afirma que Internet está alcanzando la madurez y que, en esa situación, se recrudece el control por el negocio y empieza a valorarse, más que la apertura, otros valores como la fiabilidad, la sencillez, la comodidad (convenience), la calidad de servicio. Esto puede llevar a modelos de negocio Freemium (existe una versión reducida en funcionalidades o periodo de disponibilidad que es gratuita y una versión de pago con las características completas del producto o servicio).

En los últimos párrafos de su artículo, Anderson parece querer decir que todo esto aplica fundamentalmente, a la parte comercial de Internet, pero no a la 'generative web' donde cada persona o empresa es capaz de expresarse, aportar en busca de expresión, atención, reputación, etc.

¿Qué nos dice Michael Wolff?

En primer lugar, y poniendo como ejemplo la compra por parte del ruso Yuri Milner del 10% de Facebook, Wolff afirma que los hombres de negocio están tomando el control de Internet, lo que impone un nuevo estilo.

Wolff afirma que desde el nacimiento de Internet ha habido dos movimientos, unos por destruir negocios incumbentes y otro por tomar el control de los mercados creados por los nuevos servicios. En ese movimiento de control, y para el caso de Internet, se menciona a Netscape, Amazon y Yahoo pero Google supone de alguna forma la culminación, el ejemplo paradigmático...y el mayor poder nunca visto de una empresa.

Además, resalta las dificultades que tradicionalmente han tenido las empresas para convertir la creciente audiencia de la web en clicks hacia sus páginas así como la baja calidad de estos click en el sentido de que proceden en muchos casos de una búsqueda en un motor como Google (sin que ello implique, por tanto, la más minima lealtad a la marca). Con todo ello, parece que Wolff quiere dar a entender que la web no es una plataforma demasiado efectiva ni para construir marca, ni para monetizar la publicidad, ni para hacer dinero con ella.

En ese contexto, Wolff entiende que era necesario un nuevo modelo, un modelo más cercano al negocio tradicional de contenidos en que no primase la tecnología sino el contenido en sí mismo. Y entiende que Steve Jobs, con modelos como el de iTunes o el lanzamiento del iPad, está impulsando ese nuevo modelo que, en el fondo, es antiguo, es la vuelta a la primacía de los contenidos frente a la tecnología.

Mis consideraciones 1: ¿De qué hablamos cuando hablamos de la Web?

Un punto que creo importante para entender de qué estamos hablando al mencionar la palabra 'web' (no olvidemos que a quien se condena a muerte es a la web, no a Internet) y que, sin embargo, en el artículo original no se detienen a explicar con la claridad que yo creo merecería el caso, es qué se entiende exactamente por 'web'.

Los autores parecen referirse a contenido HTML, servido a través del protocolo HTTP y accedido a través de un navegador. Y esta definición encajaría bastante con lo que fue realmente el origen de la web aunque, si bien académicamente muy correcta, puede resultar limitada e incluso confusa en el estado actual de la web.

No queda claro, por ejemplo, si en el caso de que el contenido se sirva como XML, eso se considera Web. Tampoco queda claro si un vídeo servido como un objeto embebido en una página HTML es Web o no (más sobre esto en el siguiente punto). Tampoco queda claro si el uso de protocolos diferentes de HTTP por parte de un navegador (por ejemplo, FTP) se considera Web o no.

El saber de qué hablamos realmente es importante porque, por ejemplo, muchas aplicaciones mencionadas son accesibles a través de la web. ¿Dónde está, pues, la frontera?

Creo que al artículo no delimita bien este punto y no sabemos, por tanto, con precisión, qué es lo que está condenando a muerte.

Mis consideraciones 2: La importancia real del descenso del tráfico

Aunque los autores no se detienen mucho a comentarlo, parte del razonamiento de Anderson se basa en el descenso del uso de la web y se apoya en un gráfico (el que se muestra a la izquierda y que ha sido ampliamente reproducido en diferentes fuentes) en que parece demostrarse el descenso de tráfico de la web como prueba y síntoma de su declive.

Tengo sobre este gráfico, no obstante, dos prevenciones, dos dudas que sin embargo creo que puedo poco más que expresar.

Por un lado, cuando se habla de 'vídeo', que es el bloque que mayor crecimiento de consumo de tráfico experimenta, me gustaría conocer qué se incluye en ese apartado. ¿Se habla sólo de tráfico de vídeo sobre IP generado por soluciones de videoconferencia y telepresencia? ¿Se incluye el tráfico generado por accesos a YouTube y similares? ¿El tráfico de vídeo embebido en páginas web? La respuesta podría relativizar la importancia de la caída de tráfico de la web frente al vídeo si dentro del concepto de 'vídeo' se incluyese el tráfico de vídeo accedido como contenido embebido en la web.

Por otro lado, y quizá más relevante, si el tráfico se mide en paquetes o tasas similares, es decir, en un tipo de medida que no matiza de ninguna manera la naturaleza del tráfico, los resultados pudieran malinterpretarse. Quiero decir que, según este gráfico, el gran crecimiento de tráfico en los últimos diez años se produce en vídeo y P2P a costa de la web. Sin embargo, es bien conocido que el P2P y el vídeo son dos tipos de uso de Internet que precisan un gran ancho de banda, que generan mucho, muchísimo más tráfico (en paquetes) que la web (HTTP por si mismo, es un protocolo bastante ligerito y HTML es un contenido no muy pesado). Es decir, que la comparativa de tráfico puede no reflejar, estoy convencido que no refleja, la perspectica del usuario del empleo de un tipo de solución u otra. El usuario puede perfectamente tener la sensación de que le aporta mucha más información, mucha más utilidad y que invierte mucho más tiempo en la web y, sin embargo, estar generando más tráfico a través de aplicaciones P2P o por vídeo.

Mis consideraciones 3: Aplicaciones versus Web

Dependería mucho de qué entiendan exactamente los autores por 'Web' para matizar el razonamiento que sigue, pero lo cierto es que no me queda clara esa contraposición que hace Anderson entre Web y aplicaciones.

Algunas de las aplicaciones que se mencionan (Twitter, Facebook, agregadores RSS, correo electrónico,...), aunque puedan ser accedidas mediante aplicaciones stand-alone o C/S específicas, especialmente mediante dispositivos móviles, disponen también de accesos basados completamente en la Web (entendida en el modo más restrictivo y tradicional, esto es, HTML servido mediante protocolo HTTP y leído mediante un navegador).

Facebook es perfectamente accesible vía web, al igual que Twitter, o soluciones de correo electrónico como la de Gmail, etc

Si el razonamiento de Anderson se fundamenta en la contraposición aplicaciones versus Web, esa presunta contraposición debería ser muy clara... y yo no la percibo como tal.

Mis consideraciones 4: Modelos de negocio y monetización de Internet

Un punto que se menciona en el artículo y que, sin significar realmente la muerte de la web, sí creo que es un debate profundo y que puede cambiar, no ya la web, sino Internet en su conjunto en los próximos años, es acerca de los modelos de negocio, del hecho de que los hombres de negocio tengan puesta sus miradas en Internet y que sea necesario encontrar modelos sostenibles de negocio, identificando el valor por el que los internautas están dispuestos a pagar y consiguiendo que eso sea un pilar suficiente para mantener de forma saludable a las empresas y organizaciones que posibilitan Internet.

No creo realista pensar que las empresas vayan a apostar indefinidamente por mantener páginas y aplicaciones en Internet si no obtienen un retorno razonable en un tiempo razonable. El propio Anderson en su libro 'Gratis', ampliamente comentado en este blog, proporciona ideas y ejemplos de cómo pudieran ser estos modelos de negocio.

La necesidad de encontrar esos modelos de negocio sostenibles y la lucha por el control de Internet, sí creo que son movimientos profundos en el mundo de la red y que pueden en pocos años reconfigurar lo que la nube es ahora mismo...aunque esa reconfiguración no tenga que pasar necesariamente por la muerte de la web y ,de hecho, considero que sólo tangencialmente tiene que ver con esa posibilidad.

Mis consideraciones 5: El título como arma de marketing

Más de un vez he reflexionado e incluso debatido en diversos foros, aunque más en el terreno de la literatura que en el de los blogs o el periodismo, la importancia del título (en libros, en artículos, en periódicos, en conferencias,...) como arma de marketing, como elemento de promoción y captación de atención. En este mundo de la economía de la atención en que el recurso más escaso es el tiempo, la propia atención, captar el interés de lectores y de Internautas es primordial y debe conseguirse en segundos.

Y ahí es donde el título o los titulares cobran su importancia. Para conseguir atención y lectores, los títulos deben ser sugerentes, interesantes, o incluso provocativos, de forma que el posible lector se detenga en ese artículo, noticia o libro.

Tengo la sensación de que el espectacular título 'La web ha muerto', en el fondo busca más la captación de lectores que exponer un hecho intelectualmente exacto. Busca atención y puede que, incluso, polémica. Y el artículo que tratamos parece haber conseguido ambas cosas pero creo que, en el fondo, ni los propios autores piensen realmente que la web haya muerto o vaya a morir, al menos en un plazo breve de tiempo.

Creo que los autores sí identifican tendencias relevantes como son en el auge de las aplicaciones, de las comunicaciones M2M, del acceso móvil, la lucha por el control de Internet, la necesidad de monetización y nuevos modelos de uso y negocio derivados, entre otras cosas, en ese creciente uso de dispositivos móviles

Y, en el fondo, eso es lo que quieren contar. Y para conseguir que leamos esas opinones recurren a un título espectacular aunque probablemente inexacto, puede que intencionadamente inexacto...

En resumen

Si tuviera que resumir mi opinión sobre el artículo en una frase, recurriría a la expresión popular para decir que hay 'mucho más ruido que nueces'.

Como decía en el punto anterior, creo que los autores identifican y explican una serie de tendencias relevantes y que, en conjunto, son realistas.

Sin embargo, la aseveración sobre la muerte de la web es ya un salto mortal, una arriesgada pirueta, probablemente más orientada a buscar el debate y la captación de atención que a afirmar un futuro cierto e inminente.

Anexo I: Enlace al artículo originalAnexo II: Enlaces a blogs que comentan el artículo

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